Una ranita muy bella quería enamorarse
pero el amor no llegaba
y comenzaba a preocuparse.
Los días pasaban lentos
no era como en los cuentos.
El príncipe no llegaba
y la ranita esperaba.
La mamá muy preocupada
a su hijta preguntaba:
«Siendo rana como eres
¿Por qué un príncipe quieres?»
«Para ser los dos felices
y comer muchas perdices»
Hasta que un día por fin
lo conoció en un jardín
¡Hermosa equivocación
cometió su corazón!
¡No era un príncipe encantado!
Sólo un sapo enamorado.
Pero ya nada importaba
porque ella también…
estaba enamorada.
Aprendió que el corazón
poco sabe de razón.
Príncipe , sapo o perdiz
lo importante es ser feliz.
(Revista Pelo pico pata)